Publicado en Noviembre 29, 2010 a las 12:10 am
El punto en el corazón, que no tiene forma o dirección, es similar a mi “célula madre” espiritual, desde la cual me puedo construir libremente. Es el final de la cuerda que me han lanzado desde el estado final que debo alcanzar. Aferrado a esto, ahora puedo construir todo el resto ejerciendo mi libre albedrío.
Toda la realidad se encuentra dividida entre el mundo exterior y yo. Y si sé cómo usar la realidad exterior correctamente, puedo transformarme, concretando así mi libre albedrío. La libertad reposa únicamente en la habilidad de transformar, no al mundo, sino a sí mismo. El mundo es tan sólo la huella de mis atributos.
Sólo necesito saber cómo corregir estos atributos, cómo cambiar la combinación de estas cualidades naturales iniciales que se hallan en mí. Para hacerlo, se me entrega un “Kli”, (un instrumento) una palanca, una grúa que pueda usar para voltearme de arriba hacia abajo y lograr ascender. Entonces, toda la realidad cambiará. Veré que todo es distinto y que he nacido en un nuevo mundo.
Entonces, ¿reemplazo mi visión de la realidad o la realidad misma? ¡Transformo la realidad! Después de todo, la realidad es lo que habita dentro de mis percepciones.
(27769 – De la lección diaria de Cabalá del 26 de noviembre 2010 – La Libertad.)
lunes, 29 de noviembre de 2010
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