martes, 30 de marzo de 2010

El elixir de la vida o el veneno mortal

Publicado en Marzo 30, 2010 a las 12:44 am
Después de la destrucción del Segundo Templo (la destrucción de la propiedad del otorgamiento y el amor del nivel de Neshama), las personas han dejado de sentir lo espiritual (la propiedad del otorgamiento). En vez de realización de acciones de otorgamiento y el amor (preceptos), a las personas le quedaron sólo costumbres terrenales (copia de los preceptos) y continuaron observándolas.

Los cabalistas, como líderes de las generaciones, apoyaban la observancia de estas tradiciones y costumbres en el pueblo.

Poco a poco, con el crecimiento del egoísmo y la caída de las generaciones, las personas perdieron la comprensión de la conexión entre las costumbres y su deseable realización espiritual. Cumplían mecánicamente las acciones, considerando que esto es lo que exige de la persona el Creador. Por esto, les prometían la recompensa en este mundo y en el mundo después de la muerte.

Está escrito en el Talmud que si no hay relación entre la realización terrenal y espiritual, que las acciones terrenales son muertas y matan a la persona, es decir, lo alejan aún más de lo espiritual, del Creador, porque lo satisfacen.

También está escrito en el Talmud que “al Creador no le importa cómo matan al animal (se refiere a la matanza ritual), ya que “los preceptos son dados para corregir a la persona a través de ellos”.

Si la persona siente la conexión de sus acciones materiales con sus raíces espirituales, recuerda lo espiritual realizando estas acciones. En este caso vale la pena hacerlas.

Pero si esta conexión no existe, la realización mecánica de las acciones puede alejar al hombre del desarrollo espiritual, ya que él obtendrá satisfacción con las acciones terrenales (”preceptos”) y no sentirá déficit en ellas.

Entonces la Torá de la vida se convierte en un veneno mortal para el hombre. Él se sentirá perfecto, orgulloso respecto de los demás, considerando que todos le deben. En vez de amor al prójimo, el hombre obtiene un veneno de muerte espiritual.

(Extracto de la preparación para la lección sobre el libro del Shamati, correspondiente al 29 de marzo 2010).

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